Cada vez que se producía una ofensiva en el partido Valencia-Arsenal me daba por decir: «¡Cuidao! ¡Esa es buena!». Yo, que no sé cuándo una jugada, una falta, un córner, es gol. Yo, que en materia futbolística vivo de la resaca de cuando, con nueve años, en la liga 2002-2003, no soñaba otra cosa que ser portero. «Esa va con…