A primera hora del día se oye el tanteo metálico de la llave encajar en el ojo de la cerradura. Gira el pasador, empuja el portón y penetra en el interior oscuro de la casa todo el chorro de luz sabatina de primavera, la brisa herbácea, toda la música del campo, las ricas armonías agudas de los gorriones, el reclamo…