Entre volcanes y la mar, la ciudad, esta ciudad en su último día, este monumento en sepia, dorado marfil, luz beatífica en las mañanas, embriagada de alisios y sombras fucsias en el cielo de noche, mareas bajas, lunas crecientes, este callejero beodo de acentos y melaninas, patinetes eléctricos, y un taxi viejo y amarillo y veloz por Manolo Millares, palmeras…
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Personas normales ante su destino
Viajaba al lado de un señor que me contó su vida con pelos y señales. Al cabo de dos horas y pico de vuelo yo ya tenía una idea general de su biografía. Esperábamos nuestras maletas facturadas cuando él iba de aquí para allá hablando por teléfono, y yo le miraba y me sorprendía dándome cuenta de que conocía hasta…