Entre volcanes y la mar, la ciudad, esta ciudad en su último día, este monumento en sepia, dorado marfil, luz beatífica en las mañanas, embriagada de alisios y sombras fucsias en el cielo de noche, mareas bajas, lunas crecientes, este callejero beodo de acentos y melaninas, patinetes eléctricos, y un taxi viejo y amarillo y veloz por Manolo Millares, palmeras…
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Noches del mes de abril
Estos últimos días que ha hecho tan buen tiempo he cogido la costumbre de subir algunas tardes a la azotea que hay en el edificio donde vivo para hacer algo tan improductivo como práctico y saludable: expandir la mirada hacia el horizonte y procurar que sea el exterior el que acapare toda la atención del momento y no tanto mis…
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La vida según Playmobil
Nieva sobre la ciudad. Pero a los Playmobil les da lo mismo, no sienten frío. Visten manga corta, sonríen todo el tiempo. Ellos son así, felices a pesar de todo. Pueblan las calles, las terrazas de los bares, el parque de atracciones, los supermercados. Y los que se quedan en casa, acunan al bebé, acompañan al abuelo en el sofá,…
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Remiendos piadosos
Con un Celtas corto entre los labios, joven y confundido entre la muchedumbre de la Estación de Francia, agarrado a las manijas metálicas de su vieja maleta de cuero marrón, alto y con su sombrero de ala corta, así me imaginaba yo a mi abuelo aguardando un tren rumbo a un país lejano para buscarse un porvenir en aquellos primeros…
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Wonderwall
Están abajo, en la poza, cerca del chorro. Desde ahí los cañaverales del río y las rocas majestuosas del cerro dejan a la vista tan solo una cuña de cielo azulísimo. Los chicos se colocan bajo la cascada, bucean con azogue y emergen exhalando el aire como a punto de la asfixia. Ellas levitan y conversan en el agua, tranquilas.…
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Tempestad petrificada
Una niña le coloca una mascarilla a Miguel de Unamuno. A la estatua de Miguel de Unamuno. Sus padres ríen, consienten. Es un signo de los tiempos. Quizás Unamuno habría reído también, aun quejumbroso. Se habría dejado, azul y quijotescamente, enmascarar por esta niña, a la que le quedan unos cuantos años para saber quién es Miguel de Unamuno. Se…
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Recuerdos de ceniza
Durante largo tiempo me costaba situar en el mapa muchos de los montes por donde había transcurrido la vida al aire libre de mi abuelo, y de los que me hablaba en sus romances de los domingos con el mismo entusiasmo que si recordara viejos amigos a los que hace mucho que no ve. Yo no encontraba en aquellos vetustos…
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Despedida
Todas las conversaciones dicen lo mismo: que el verano acaba peor que empieza. Pero ya se sabe que la melancolía del final del estío siempre nos deja cansados y pusilánimes, como derrotados por un amor imprevisto. «Parece que fue ayer cuando llegó de súbito/en su carro de oro», escribe Eloy Sánchez Rosillo en su poema Despedida. La agonía de agosto…
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Interregno de verano
Como decíamos ayer, unas voces intempestivas de cuyo timbre, de cuya música barroca podría elucubrarse el temperamento, la edad y las formas del rostro y el cuerpo que las emite, llegan y despiertan al tímpano en las noches de este verano receloso. A veces se sienten lejanas, como si vinieran de la otra punta de la casa, donde alguien olvidó…
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La coraza del tiempo
La maleta está arrumbada. Hará quizá más de cincuenta inviernos que se pudre, quieta y sin abrir. La que emigró a Hesse y la que trajo al pueblo el progreso alemán en forma de magnetofón. Cada año fue pasando de moda, descoloriéndose y destejiéndose por las esquinas, la maleta emigrante, en silencio e inmóvil en el altillo de un armario…